Interactuar cara a cara con los animales de compañía estimula la liberación de oxitocina, la “hormona del amor”. Además, promueve la inteligencia emocional y la construcción de lazos sólidos. Esta buena costumbre favorece también a los perros
Hablar con nuestro perro es una costumbre muy habitual que fortalece el vínculo humano-animal y aporta beneficios emocionales tanto a las personas como a sus mascotas. Según los expertos, se asocia con inteligencia emocional, actitudes protectoras y una conexión afectiva profunda.
Desde la psicología, la comunicación verbal con nuestros perros refuerza el bienestar de quienes la practican y mejora la relación con el animal. Este intercambio se considera una manifestación de empatía y sensibilidad, elementos clave en la construcción de lazos sólidos entre humanos y mascotas.
Según investigaciones, la interacción verbal y el contacto visual entre humanos y perros pueden desencadenar beneficios fisiológicos. Un estudio publicado en la revista Science identificó que este tipo de comunicación cara a cara eleva los niveles de oxitocina, conocida como la “hormona del amor” u “hormona del abrazo”, tanto en la persona como en el animal.
La oxitocina es la hormona de la felicidad, de la empatía y del amor. Se trata de una sustancia que se libera naturalmente en el cerebro y permite conectar, vincularse y encontrar placer en las cosas cotidianas.
La investigación sobre la relación humanos y perros concluyó que existe un “bucle positivo” de oxitocina entre especies, facilitado por la mirada y la comunicación afectiva, que habría favorecido la coevolución del vínculo entre humanos y perros a través de mecanismos comunes de apego social.
El impacto emocional de esta relación se extiende incluso al ámbito de la confianza. Una investigación publicada en la revista Anthrozoös encontró que algunas personas se sienten más cómodas compartiendo emociones difíciles con sus perros que con sus parejas o amigos. Los investigadores especulan que esto podría deberse a que los perros escuchan sin prejuicios. “Después de todo, tu perro no te va a interrumpir ni a llevarte la contra, ni a traicionar tu confianza, ni a ponerse en modo solucionador dando sugerencias sobre lo que deberías decir o hacer. En cambio, se quedará sentado o tumbado, sirviendo como buen oyente y caja de resonancia", explicaron Jen Golbeck, psicóloga y Stacey Colino, coach de salud en un artículo en Psychology Today.
Esta buena costumbre no solo favorece a los humanos, también beneficia a los perros. Una investigación publicada en la revista NeuroImage reveló que el centro de recompensa del cerebro de los perros responde con mayor intensidad a la voz de su dueño que a la de otras personas. Este hallazgo sugiere que los perros con un fuerte apego a sus humanos experimentan una reacción neuronal más marcada ante sus voces, incluso en ausencia de contacto visual. Así, la voz humana adquiere un significado especial para el animal y refuerza la importancia de la comunicación verbal en la relación.
La forma en que se habla a los perros también resulta determinante. El denominado habla perruna, caracterizado por un tono suave y una entonación similar a la que se utiliza con los bebés, es especialmente eficaz para captar la atención de los canes.
Un estudio de 2018 publicado en la revista Animal Cognition demostró que los perros prefieren este tipo de habla y tienden a pasar más tiempo cerca de quienes lo emplean. La investigación comparó la reacción de los animales ante dos tipos de interacción: una con lenguaje adulto estándar y otra con “habla perruna”, utilizando frases dirigidas directamente al perro, como “¿vamos a dar un paseo?”. Los resultados indicaron que los perros mostraron una clara preferencia por los interlocutores que utilizaban un lenguaje adaptado a ellos.

Con información de Infobae por Silvia Pardo.