La estrategia de seguridad del régimen vive una paradoja: aunque miles de efectivos patrullan las calles y se reportan capturas de cabecillas, la violencia no cede. Ecuador acumula 7 439 muertes violentas en lo que va de 2025, superando las cifras de años anteriores, pese a la "mano dura" impulsada por el Gobierno de Daniel Noboa.

Expertos advierten que la política de seguridad se ha basado principalmente en el uso de la fuerza, sin acompañarse de reformas institucionales o sociales integrales, mientras el crimen organizado continúa fortaleciéndose.
La estrategia de seguridad del Ejecutivo vive una paradoja: aunque miles de efectivos patrullan las calles y se reportan capturas de cabecillas, la violencia no cede. Los operativos de "objetivos de alto valor" han permitido la detención de 16 jefes criminales, pero las masacres y asesinatos se mantienen.
Luis Córdova, investigador del Observatorio Ecuatoriano de Conflictos, sostiene que tras casi dos años de la Administración Noboa, la política de mano dura se ha centrado exclusivamente en la represión.
"Mientras vemos una persistente necesidad de incrementar policías, militares, comprar armas y tecnología, muy poco o casi nada se ha hecho por fortalecer a la Fiscalía o mejorar los mecanismos de investigación", afirmó en un entrevista en Contacto Directo.
De acuerdo con Córdova, el 82 % de las víctimas de muertes violentas entre noviembre de 2023 y diciembre de 2024 no tenía antecedentes penales, lo que evidencia que la violencia ya no se limita a actores vinculados al crimen organizado, sino que afecta a la población en general.
"Por un lado, el Gobierno sostiene que el Bloque de Seguridad es exitoso y suficiente; por otro, contrata al mercenario más famoso, Erik Prince, para resolver lo que no pueden los militares ni los policías ecuatorianos", añadió.
Un informe de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado (GI-TOC) advierte un alarmante deterioro en la capacidad del Estado ecuatoriano para enfrentar a las bandas criminales, proceso que se ha agravado desde 2021.
Entre las causas se mencionan el dominio del tráfico de cocaína, la pérdida del control penitenciario en manos de las mafias y el colapso del sistema de justicia, que apenas judicializa el 9 % de los homicidios y logra sentencias condenatorias en solo el 1,3 % de los casos de lavado de activos.
"El avance es real, pero esta no es una guerra fácil", dijo el presidente Noboa este martes en una entrevista en Radio Centro. "Estamos combatiendo economías criminales muy grandes que tienen padrinos en el sector político, judicial e incluso internacionales".
Este lunes 27 de octubre, mientras 7 000 efectivos se desplegaban en Guayas, la violencia se trasladó a provincias vecinas, demostrando que la estrategia actual no contiene el problema, sino que lo desplaza temporalmente.

Con información de Ecuavisa.