Por unas horas, Donald Trump se olvidará de la guerra en Ucrania, la crisis en Gaza y la tensión en Venezuela para protagonizar un espectáculo global a la medida de su fascinación por el deporte, el glamour y el poder real: será el anfitrión del sorteo del Mundial 2026 que se jugará en Estados Unidos, México y Canadá.
En Washington se espera hoy mucho frío y las condiciones de seguridad replicarán el sistema que despliega la Casa Blanca cuando Trump aguarda a un jefe de Estado que vive en peligro permanente : Volodimir Zelenski o Benjamín Netanyahu, por citar dos ejemplos paradigmáticos.
El sorteo del Mundial 2026 se hará en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, que se inauguró en 1971 frente al río Potomac. Su nombre es un homenaje al presidente demócrata asesinado en 1963, y actualmente está administrado por Richard Grenell, un diplomático republicano que entra sin golpear al Salón Oval.
Javier Milei decidió excluirse de la fiesta global que diseñó Trump para rendir tributo a su leit motiv presidencial: MAGA (Make America Great Again), y Lionel Messi se quedó en Miami porque este sábado juega la final de la MLS contra Vancouver Whitecaps.
Cuando las cámaras cumplan con el guión que supervisó Gianni Infantino -titular de la FIFA-, Argentina aparecerá representada por Lionel Scaloni -técnico de la Selección Nacional- y Claudio Tapia, presidente de la AFA.
Milei tenía reservada una silla vip al lado de Trump, y antes de la ceremonia del sorteo había sido invitado a la Casa Blanca por el protocolo de la administración republicana. Desde allí, el presidente argentino y Trump viajarían juntos hasta el Kennedy Center.
El staff más cercano a Trump todavía no puede comprender porqué Milei decidió no participar de una ceremonia deportiva que quedará en la historia política del siglo XXI.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México y Mark Carney, primer ministro de Canada, tienen una batalla comercial asimétrica con Trump. El líder republicano subió los aranceles de los productos que se exportan a Estados Unidos desde México y Canadá, y su relación política con Sheinbaum y Carney oscila todas las semanas.
Sin embargo, ambos mandatarios estarán hoy en el Kennedy Center y posarán con su mejor sonrisa junto a Trump. Después del sorteo, si no cambia la agenda protocolar, Sheinbaum y Carney irán a la Casa Blanca para reunirse con el presidente de los Estados Unidos.
El sorteo del Mundial 2026 también servirá para que Trump ratifique su antagonismo bélico e ideológico con el régimen fundamentalista de Irán.

La Casa Blanca denegó las visas para los delegados iraníes, que se quedarán afuera del Kennedy Center por pertenecer a un estado teocrático que promueve el terrorismo a nivel global.
La FIFA quiso interceder en favor de Irán, y la respuesta de Estados Unidos fue minimalista: no.
Trump pretende transformar el 2026 en un año inolvidable para los Estados Unidos: el presidente organizará el G20 en Miami, será protagonista principal del Mundial de Futbol y prepara una fiesta inolvidable para rendir tributo a la Revolución del 4 de Julio de 1776, cuando las 13 colonias se independizan de Inglaterra.
Los tres eventos tendrán la impronta del líder republicano, sin importar su connotación multilateral, deportiva o histórica. En 2026, Trump enfrenta los comicios de medio término, y todo puede servir para derrotar al partido Demócrata que desea regresar a la Casa Blanca.
Antes de arribar a Washington, Infantino anunció la primera edición del Premio FIFA de la Paz, que será entregado en la ceremonia del sorteo del Mundial 2026.
“En un mundo cada vez más inestable y dividido, es fundamental reconocer las extraordinarias contribuciones de quienes trabajan arduamente para acabar con los conflictos y unir a las personas en un espíritu de paz”, dijo Infantino cuando anunció la creación del Premio FIFA de la Paz.
El nombre del ganador se mantiene en secreto.
Un secreto a voces.

Con información de Infobae por Román Lejtman.