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Ecuador, uróboro y marcha
Por Néstor Romero Mendoza
Publicado en 11/08/2025 22:17 • Actualizado 12/08/2025 08:30
PENSAR

 Más allá de las argumentaciones jurídicas y políticas que se exponen a diario en medios de comunicación o que publican analistas en las diferentes redes sociales sobre quién tiene la razón en esta coyuntura nacional, el presidente Noboa deberá abrir su visión, más sobre el escenario que en la misma batalla que lidia. Entender cambia la vida.

 

Imagínate definir el pasado y presente -y muy probablemente hasta el futuro- de Ecuador en una sola imagen, sola una. Piénsalo. Hablamos de historia, democracia, política, ciencia y verdad.

Es el uróboro, quizás, el símbolo más potente de lo que somos. ¿Qué es? Pues es la representación de una serpiente o dragón comiendo su propia cola y formando un círculo con su cuerpo. No tiene principio ni fin, es todo y nada, a la vez. El uróboro nos muestra el ciclo de vida fallida, que puede ser visto como la lucha eterna por avanzar o bien el esfuerzo inútil por intentarlo, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo.

En cada proceso democrático ecuatoriano, ya sea elecciones generales o seccionales y hasta referendos o consultas populares, desde quienes hacen militancia política y opinión pública se genera el debate lógico de posturas pro y anti de las tesis dominantes del momento.

Es lo de siempre. Para los unos, ganar dicho proceso democrático significará el renacer, mientras que para los otros será el autoexterminio. Todo dependerá de la posición de privilegio en que se encuentren, pero las líneas discursivas, refranes, argumentos y acciones, serán, de fondo, las mismas. Por ello, la metáfora dual del uróboro acerca a la posibilidad de que lo único que parece cierto en el país, políticamente, es que todo se repite. Como las pugnas entre partidistas y, no pocas veces, entre las instituciones que conforman el Estado ecuatoriano. Y en el medio, una gran mayoría de ecuatorianos electores a los que no les interesa entrar en los “ismos”, solo les importa que el país funcione, tener posibilidades para vivir mejor.

El juego es el mismo, cambian los jugadores.

Marcha. Para este martes, 12 de agosto de 2025, el presidente Daniel Noboa convocó a los ecuatorianos a una movilización en dirección a la Corte Constitucional, en Quito, para protestar por la suspensión provisional de 17 artículos de las leyes de Solidaridad Nacional, Inteligencia e Integridad Pública. “Alzaremos nuestro grito de protesta porque no permitiremos que quienes se oponen al trabajo, la seguridad, a la paz nos tiren abajo leyes aprobadas para derrotar al terrorismo, a la corrupción y a la pobreza. Leyes aprobadas por la Asamblea, los representantes del pueblo, por personas electas por ciudadanos, cosa que ellos nunca fueron”, enfatizó Noboa previamente.

Más allá de las argumentaciones jurídicas y políticas que se exponen a diario en medios de comunicación o que publican analistas en las diferentes redes sociales sobre quién tiene la razón en esta coyuntura nacional, el presidente Noboa deberá abrir su visión, más sobre el escenario que en la misma batalla que lidia. Él ha demostrado inteligencia para entender y responder con estrategia ante los escenarios que ha enfrentado. Ganar 2 presidenciales no es cualquier cosa. Sin embargo, la percepción expresada en estudios de opinión y en unos cuantos reportes periodísticos sobre ineficiencia o insuficiencia de los servicios gubernamentales, es la guerra a la que tendrá que dar prioridad. Seguridad ciudadana, salud, educación, medio ambiente, el sistema energético, el fomento productivo, la flexibilidad y la estabilidad económica y jurídica, son algunos de los frentes que tiene abiertos su gestión y a los que deberá abordar con toda la maquinaria gubernamental alineada a sus objetivos de gobierno. Y para que las motivaciones de sus electores a escogerlo como primer mandatario, no se desvanezcan.

Daniel Noboa es quizás el político ecuatoriano -o uno de los pocos- que mejor entiende la nueva política. Demostró ser capaz de ingresar en la conversación común de los ciudadanos. En la sociedad actual la política es, cada vez más, espectáculo. Los programas de gobierno y discursos, que se creían trascendentales para triunfar, fueron desplazados por la conversación directa con el elector, memes, sonidos, actos y mensajes pintorescos. Claro está que cuando se tiene estrategia, no se llega al ridículo. Noboa ganó sus campañas empatizando con la vida cotidiana de la gente y su sentido del humor. Cumplió con el principio de que la campaña se ve, no se oye. Ahí quizás su motor para consolidar gobernabilidad.

Escribió Jaime Duran Barba esta semana en su artículo “Aliarse o aplastar”, algunas reflexiones determinantes como que “el síndrome de Hubris es el peor enemigo de los líderes. La mayoría, cuando llegan al poder, se creen todopoderosos y eternos, insultan a todo el que no les obedece, atacan a la prensa y creen que su proyecto será eterno. En la sociedad posmoderna caducó la idea de los partidos de masas eternos. Vivimos el imperio de la levedad propia del espectáculo. Incluso los líderes más importantes del mundo toman decisiones graves…, con el ánimo de quien juega en un tablero solo, sin tomar en cuenta que en realidad hay culturas, creencias, seres humanos”. La estrategia de comunicación y gestión del gobierno deberá contener más elementos de novedad, con una actitud positiva, hablando más del futuro que del pasado.

Entender cambia la vida.

 

 

 

Néstor Romero Mendoza

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