La Conaie ha convocado desde este jueves 18 de septiembre a un "paro nacional inmediato e indefinido" en rechazo a la eliminación del subsidio al diésel, a lo que consideran un “paquetazo”. En respuesta, el presidente Noboa ha impuesto toque de queda nocturno en varias regiones del país, y en paralelo la Fiscalía advierte que actuará con "firmeza" si se producen disturbios. De la intención de Constituyente anunciada aún se habla poco en las calles, pues la percepción es que el órgano más sensible del cuerpo humano, el bolsillo, está siendo tocado.
Cuando Sigmund Freud pensaba acerca de la vida, la definía como una relación compleja entre dos actos básicos: Eros (la pulsión de vida), que procura la autoconservación, el placer y la conexión, y Thanatos (la pulsión de muerte), una tendencia hacia la desintegración, la regresión y la no existencia. Así, la existencia es el resultado de constantes como creación-destrucción, unión-disolución. De esa lógica todos los días nace y muere algo. El 17 de septiembre, fue miércoles, y desde el presidente Daniel Noboa surgió el anuncio que en el referéndum y consulta popular 2025 impulsará una “pregunta esencial” para convocar a una Asamblea Constituyente, esto mientras enfrenta una avalancha de críticas y rechazo desde diferentes frentes tras decidir, cuatro días antes, la eliminación del subsidio al diésel que elevó su precio de 1,80 a 2,80 dólares por galón.
No conozco hasta ahora alguien que a media noche despierte con pesadillas ocasionadas por la Constitución. En el ejercicio de preguntar y hablar con la gente, son otras las motivaciones de desvelos, como la preocupación que genera la ausencia del familiar que salió a trabajar o recrearse en la noche, pero no vuelve a casa y su celular da apagado. Como la angustia por llegar a fin de mes y que el sueldo alcance para cubrir necesidades, eso si es que se lo tiene. Como la frustración por la búsqueda sin encuentro de un trabajo porque la calle está dura. Como la desesperanza que provoca montar un negocio y que alguien llegue a exigirte “vacuna”. Los seres humanos no somos presentaciones de Canva, Excel, PDFs y Power Points o mundos imaginarios de algún servidor público para quien Disney Word le queda más cerca que ir a El Paraíso La 14, Santa María o Santa Teresa en La Manga del Cura, Manabí, para conversar con sus habitantes sobre soluciones a sus problemas. Tenemos vida propia, sueños, insomnios, anhelos, preocupaciones y muchas otras circunstancias que a veces más tienen que ver con la percepción de la realidad. En la política como en la vida, lo que importa es lo que está en la mente de la gente. Ya lo hemos reflexionado anteriormente.
Las posibilidades tecnológicas permiten la expansión de la curiosidad y el conocimiento. Quienes gustamos de seguir noticias, contamos con posibilidades infinitas de acceder a contenidos que van relatando sucesos casi que minuto a minuto. Somos la sociedad horizontal de la red donde la gente común puede expresarse sin depender de lo que dispongan sus autoridades. La “Protesta de la Generación Z” de Nepal, en días pasados, dejó en evidencia que personas con distintas visiones del mundo pueden autoconvocarse, movilizarse y ejercer poder en contra de algo o alguien que sienten los defraudó. Pero igualmente se unen en función de lo que consideran importante, como defender los derechos de la naturaleza, de los animales, de los grupos vulnerables, de su libertad a expresarse. Son nuevas formas de ver la vida que, incluso, desafían a las instituciones de la democracia representativa hasta romperlas. Fue cuestión de días, por ejemplo, para que en Argentina tambalee el Gobierno de “El León”. Milei ganó la presidencia siendo el candidato de los jóvenes, prometiendo terminar con la corrupción, las viejas prácticas políticas y los contratos oscuros de los de siempre, pero además construir oportunidades de desarrollo económico social para todos. En Buenos Aires las calles están calientes e inclusive hay quienes cuentan las horas que le quedan a “la motosierra”.
La política no se escucha, se ve. En Ecuador hay imágenes que superan a los objetivos primarios que le precedieron. Por citar algunas, del 30S de 2010 perdura la escena del entonces presidente Rafael Correa rasgando su traje, gritando y poniéndose de tú a tú en una protesta policial contra una ley salarial. En lo reciente, vamos a la concentración de Quito convocada por la administración de Daniel Noboa, de donde quedó en la mente la pancarta negra con los rostros de los jueces de la Corte Constitucional y un presidente dirigiéndose a los marchantes, pero solo siendo escuchado por su cápsula de seguridad. De la segunda convocatoria de Noboa a las calles, en Guayaquil, la imagen más potente fue la del presidente arrebatando el micrófono a uno de sus simpatizantes que en la tarima lo vitoreaba.
Esta semana, las calles céntricas de Cuenca se llenaron de casi 100 mil ciudadanos autoconvocados por la protección de las fuentes hídricas de Quimsacocha y contra la ejecución del proyecto minero Loma Larga; esta actividad quizás hubiese quedado ahí y hasta desaparecer por la fugacidad de los tiempos, pero al ser descalificada como “un acto totalmente político” por la ministra Zaida Rovira, además de otros dichos, es probable que el reclamo se transforme en indignación y resentimiento.
La frase acuñada por el consultor político Jaime Duran Barba “la política no se oye, se ve”, tiene conexiones amplias con la modernidad y sobre todo con sistemas hiperpresidencialistas como el ecuatoriano, donde la figura del primer mandatario es el inicio y fin de todo, si algo funciona es su logro y, si ocurre lo opuesto, es él el responsable o culpable de acuerdo al juzgamiento inmediato y generalizado. El bache de la carretera, la medicina o insumo que falta en el hospital, cada nueva muerte violenta, cada negocio que se cierra, todo termina recayendo en los hombros del gobernante que, aunque cambie a su ministro o funcionario ante la coyuntura, no da vuelta a la percepción sino con más gestión y tiempo, si es que lo consigue. El Presidente no tiene fusibles.
La histórica Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), la organización social más grande del país, ha convocado desde este jueves 18 de septiembre a un "paro nacional inmediato e indefinido" en rechazo a la eliminación del subsidio al diésel, a lo que consideran un “paquetazo”. En respuesta, el presidente Noboa ha impuesto toque de queda nocturno en varias regiones del país, y en paralelo la Fiscalía advierte que actuará con "firmeza" si se producen disturbios. De la intención de Constituyente del miércoles aún se habla poco en las calles, pues la percepción es que el órgano más sensible del cuerpo humano, el bolsillo, está siendo tocado.
Entender cambia la vida. Entender proviene del latín in (hacia adentro) y tendere (estirar, ir hacia, tensar o dirigirse). Es la capacidad de percibir mentalmente algo, una idea, una palabra. En la mitología griega, Ícaro era hijo de Dédalo, un anciano sabio reconocido por su lucidez y capacidad de encontrar alternativas a problemas complejos. Fue quien construyó el laberinto en el que el rey Minos encerró un minotauro y para evitar que alguien más supiera cómo encontrar la salida del laberinto, Minos decidió encerrar a Dédalo e Ícaro de por vida en una torre. El sabio soñaba con escapar de su prisión, pero ni por tierra ni por mar podían hacerlo. El aire era una opción. Con tiempo, paciencia, perseverancia, cera y plumas de pájaros fabricó dos grandes pares de alas. Tras ponérselas y antes de partir, Dédalo advirtió a Ícaro que no volara ni demasiado alto ni demasiado rápido, ya que las alas de cera no aguantarían. Ambos iniciaron el vuelo, escapando de su encierro. Sin embargo, a Ícaro le encantó la belleza del Sol y, desatendiendo al sabio, voló cada instante más alto, intentando acercarse hasta tocarlo. Las alas no resistieron el calor, deshaciéndose. Ícaro se fue al vacío. Murió. Generalmente, como dice C.S. Lewis, autor de "Las crónicas de Narnia", la derrota enseña más que la victoria.
Néstor Romero Mendoza
Asesor de comunicación política estratégica
Columnista www.vibramanabi.com