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La crítica de Santiago Garcia a la película “Del cielo al infierno”
Publicado en 20/09/2025 16:35
QUÉ MIRAR

 Spike Lee hace lo que quiere y esta película, con una historia perfecta, está hecha a su gusto y medida. Como lo demuestra el final, anticlimático pero personal, sin preocuparse demasiado por el qué dirán. Cine de autor, para bien o para mal

 

King’s Ransom: An 87th Precinct Mystery es una novela escrita por Ed McBain (seudónimo de Evan Hunter) que fue llevada a la pantalla en 1963 con el título de El cielo el infierno (Tengoku to Jigoku, Japón) y dirección de Akira Kurosawa. Del cielo al infierno (Highest 2 Lowest, Estados Unidos, 2025) de Spike Lee es una adaptación de dicho libro y de la película de Akira Kurosawa. El rol que en la película japonesa ocupaba Toshiro Mifune, aquí lo interpreta Denzel Washington.

La acción de la película transcurre en Nueva York en el presente. David King (Denzel Washington) es un magnate musical, considerado uno de los mejores del sector, y fundador de Stackin’ Hits Records. Tras vender su participación mayoritaria en la compañía, King pretende recomprarla para evitar una adquisición por parte de un sello rival. Para recuperar la mayoría, King ofrece comprar una de las acciones de sus dos socios. Para conseguir el dinero necesario para la operación, ofrece como garantía la mayoría de sus bienes personales, incluyendo su lujoso penthouse en Dumbo y su impresionante colección de arte de artistas afroamericanos contemporáneos. Pero el día en que se concreta el acuerdo, King recibe una llamada anónima de un secuestrador exigiendo 17,5 millones de dólares en billetes de 1.000 francos suizos por el regreso sano y salvo de su hijo Trey (Aubrey Joseph). King contacta inmediatamente a la policía y acuerda con su esposa Pam (Ilfenesh Hadera) pagar el rescate, aunque con ello pone en riesgo el dinero que necesita para su negocio. Sin embargo, Trey pronto es encontrado a salvo, ya que el secuestrador se llevó por error a Kyle (Elijah Wright), su mejor amigo e hijo de su chófer y confidente, Paul Christopher (Jeffrey Wright). El dilema es claro: ¿Pagará sin dudar la misma cifra por el hijo de su amigo poniendo en riesgo todo lo que ha construido?

Spike Lee es uno de los directores más conocidos del cine americano de los últimos cuarenta años, cuya fama se volvió mundial con su largometraje Haz lo correcto (Do the Right Thing, 1989) y ha construido una carrera con una poderosa identidad visual y una preocupación por la representación de la cultura afroamericana en la pantalla, así como también temas sociales, muchas veces vinculados con el racismo y las clases sociales. Dentro del cine americano fue uno de los cineastas independientes más innovadores, dentro de la cultura afroamericana fue uno de los que cambió la historia, ocupando un lugar preponderante antes de los cambios en Hollywood. En épocas de integración prefabricada y casting daltónicos, Spike Lee se mantiene como una figura auténtica, polémica y también atractiva, porque su agenda nunca es políticamente correcta y por lo tanto no ha sido fácil de adoptar o encasillar.

Spike Lee tiene muchas grandes películas, algunas incluso no centradas en la cultura afroamericana o el racismo, pero también tiene títulos subrayados, poco eficaces, prueba de que su energía incomparable lo ha llevado también a realizar películas muy básicas o torpes. Como todo cineasta veterano, cada nuevo film suyo supone el repaso mental de su obra y la valoración de sus películas en perspectiva. La gracia de Spike Lee está justamente en la combinación sincera de virtudes y defectos. Del cielo al infierno se ve rara para los tiempos que corren y su constante festejo de la cultura afroamericana tal vez no sea tan necesaria como lo fue cuarenta años atrás. Pero Lee no pacta ni se acomoda. Hace unos años le preguntaron por la película ganadora del Oscar Green Book (2018) y él, con humor, se limitó a decir “Como dicen los ingleses: no es mi taza de té”. Como un Godard contemporáneo y neoyorkino, este nuevo largometraje del director de Malcolm X (1992) está lleno de citas y frases, fotos y cuadros y música afroamericana, un festejo que mezcla repaso con homenaje y que puede sonar absurdo para los espectadores actuales.

Pero Denzel Washington es la muestra perfecta de lo que es la película. Hoy el actor, convertido en una leyenda indiscutible de Hollywood, actúa acá como en los viejos tiempos junto a su querido amigo y director. El tono ya instalado en él se ve alterado por un regreso al pasado, dónde el director lo hacía interpretar otra clase de personajes, también universales, pero más arraigado en la cultura de su ciudad y su comunidad. Spike Lee hace lo que quiere y esta película, con una historia perfecta, está hecha a su gusto y medida. Como lo demuestra el final, anticlimático pero personal, sin preocuparse demasiado por el qué dirán. Cine de autor, para bien o para mal.

 

www.leercine.com.arg

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