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La crítica de Santiago Garcia a la película “Una casa de dinamita”
Publicado en 10/10/2025 14:02
QUÉ MIRAR

 

 

Es un lugar común elogiar a una película diciendo que parece de otra época. Lo que en realidad queremos decir es que lo que acabamos de ver nos ha sacado de la rutina y el aburrimiento del cine particularmente mediocre de los últimos años. Una casa de dinamita (A House of Dynamite, Estados Unidos, 2025) es la nueva película de Kathryn Bigelow, luego de ocho años sin estrenar un largometraje. Posee todo lo que puede esperarse de una película de la directora de The Hurt Locker (2008) y Zero Dark Thirty (2012). Con estilo inconfundible es capaz de armar un relato lleno de suspenso, drama y a la vez una fantasía política acerca de lo que podría pasar si una bomba atómica fuera lanzada hacia territorio de Estados Unidos. Se puede decir que es un thriller político, una fantasía bélica, un anuncio de cine catástrofe. Realmente no se sabe que va a pasar en la historia y vamos descubriéndolo junto con los protagonistas.

En una base militar de Alaska, un equipo militar observa un misil balístico intercontinental no identificado en el aire, cuyo lanzamiento ha pasado desapercibido. Pronto se dan cuenta de que el misil representa una amenaza real y se dirige hacia Estados Unidos. La capitana Olivia Walker (Rebecca Ferguson) trabaja en la Casa Blanca monitoreando las amenazas al país. Su equipo es notificado del lanzamiento del misil balístico intercontinental y rápidamente entran en acción. Todas las máximas autoridades del gobierno, incluyendo al presidente (Idris Elba), se comunican para ver cómo resolver esta situación de emergencia. No tienen mucho tiempo para tomar una decisión. No saben quién lanzó este misil que puede matar a millones, por lo que tampoco están seguros de a quién deben responderle el ataque. El mundo está al borde de una guerra nuclear y el reloj corre.

Una casa de dinamita se sostiene con una tensión absoluta mientras las preguntas se multiplican y las personas deben tomar decisiones a toda velocidad. De la misma manera que supo suspender el tiempo en The Hurt Locker, aquí Bigelow construye su película completando los distintos puntos de vista y situaciones frente a la misma cuenta regresiva. Cuando ya parece que el suspenso llega a un límite, volvemos a empezar. Es imposible despegarse de la historia, en parte por una dirección brillante, en parte porque el elenco es una solidez que solo el cine norteamericano puede construir. Un grupo de actores capaces de manejarse de manera verosímil entre el thriller de suspenso bélico y el drama más intimista. Los momentos más importantes de la historia del mundo están llenos de pequeños detalles cotidianos. El pequeño juguete dinosaurio que la capitana se lleva por accidente al trabajo no solo le recuerda a su hijo, al que tal vez nunca vuelva a ver, sino también a esos seres vivos que dominaron la Tierra, como lo hacen ahora los humanos, pero que un día se extinguieron, como es posible que les pase a los humanos si se desata una tercera guerra mundial.

Una casa de dinamita podría entrar en la categoría cine catástrofe o ciencia ficción, al igual que, aunque no se parezcan en muchas cosas, Juegos de guerra (1983) de John Badham. La idea es que una Guerra nuclear supo ser un fantasma hasta que todos acordaron que sería suicida iniciarla. Pero pasaron los años y ahora vuelve a crecer la posibilidad de que ocurra. Si esto es así o no, no lo podemos decidir los espectadores, lo decide el talento de la directora Kathryn Bigelow. Mientras vemos la película no hay duda de que podría ocurrir en cualquier momento. “Esto es una locura” dice el presidente, a lo que un general le contesta: “No, es la realidad”. Lo genial de la película es que no es una realidad, Una casa de dinamita inventa un montón de cosas y es lo opuesto a, por ejemplo, Zero Dark Thirty, inspirada en hechos reales. Pero cada momento se vuelve más auténtica en la pantalla. Cuando vemos que los más pequeños eventos de nuestra vida se pueden mezclar con las peores catástrofes, la historia se apodera de nosotros y nadie puede quedarse afuera. La capacidad de darle humanidad a los personajes es lo que hace de Una casa de dinamita un thriller político más interesante que varios clásicos del género. No creo que haya una denuncia en esta película, sino un recordatorio de como el cine es capaz de meternos en una historia y jugar con nuestros miedos, algunos reales y otros que son una construcción cinematográfica. Una vez instalada esta idea en nosotros, la película no necesita decir nada más. No hay peor monstruo que el que no se puede ver y Una casa de dinamita confía en nuestra imaginación para completar el horror que tal vez nos espera a la vuelta de la esquina. 

 Una casa llena de dinamita (2025) - Filmaffinity

www.leercine.com.ar

 

 

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